Carta al Presidente electo I
Señor Presidente electo y su equipo de trabajo: A través de este espacio de opinión quiero hacer de su conocimiento mi deseo porque su Gobierno sea provechoso para el país y que todo lo prometido en campaña se cumpla para beneficio de las y los guatemaltecos. Hace cuatro años junto con un adolescente reportero de La Agencia de Noticias A favor de la Niñez y la Adolescencia nos reunimos con usted para entrevistarlo y a la vez darle un documento que contenía un resumen de la situación de la niñez en Guatemala. El documento no era grato de leer: desnutrición, falta de atención médica y de educación, trata, explotación sexual infantil y explotación laboral, pobreza, mendicidad, pandillas juveniles, en fin mucho de lo que usted y su equipo han prometido mejorar. Actualmente esa situación es más crítica, los índices de desnutrición crónica y aguda en el país son espantosos. El abuso hacia menores de edad, varones y niñas, continúa sin castigo de las autoridades que muchas veces los violentan y se “sirven de ellos y ellas”. Las adopciones ilegales y el robo de infantes continúan.
Pese a los programas sociales que ofreció continuar, como la bolsa solidaria y escuelas abiertas, este y último a mi criterio, extremadamente necesario para la niñez y adolescencia, los números de deserción escolar siguen siendo altos. Aún prevalece la cultura de priorizar al varón a la hora de estudiar. La pobreza limita los sueños de los niños y niñas y la necesidad los lleva a las calles a mendigar, a exponerse y muchas veces a robar. Aunque su eslogan es de mano dura y sus diputados deseaban en el Congreso anterior aprobar la Ley Antimaras, que no ha resuelto nada en El Salvador, todos sabemos que las pandillas o maras no son más que el efecto de las causas de la pobreza, la inadecuada distribución no digamos de la riqueza, sino de lo básico, el racismo y clasismo que aún se vive en el país y claro residuos que las guerras dejan. Los centros de detención son escuelas del crimen y violencia no es la respuesta que la juventud necesita. Difícil verdad. Cada día en el país mueren de dos a tres menores de edad a causa de la violencia, muchos de ellos en el patio de su casa o en los brazos de su madre.
La niñez no es sólo futuro señor Pérez Molina, es presente y ahora la niñez guatemalteca que padece más de lo que he explicado está en sus manos.
la Hora 10 de noviembre de 2011.
Pese a los programas sociales que ofreció continuar, como la bolsa solidaria y escuelas abiertas, este y último a mi criterio, extremadamente necesario para la niñez y adolescencia, los números de deserción escolar siguen siendo altos. Aún prevalece la cultura de priorizar al varón a la hora de estudiar. La pobreza limita los sueños de los niños y niñas y la necesidad los lleva a las calles a mendigar, a exponerse y muchas veces a robar. Aunque su eslogan es de mano dura y sus diputados deseaban en el Congreso anterior aprobar la Ley Antimaras, que no ha resuelto nada en El Salvador, todos sabemos que las pandillas o maras no son más que el efecto de las causas de la pobreza, la inadecuada distribución no digamos de la riqueza, sino de lo básico, el racismo y clasismo que aún se vive en el país y claro residuos que las guerras dejan. Los centros de detención son escuelas del crimen y violencia no es la respuesta que la juventud necesita. Difícil verdad. Cada día en el país mueren de dos a tres menores de edad a causa de la violencia, muchos de ellos en el patio de su casa o en los brazos de su madre.
La niñez no es sólo futuro señor Pérez Molina, es presente y ahora la niñez guatemalteca que padece más de lo que he explicado está en sus manos.
la Hora 10 de noviembre de 2011.
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