Perras Lentas (para Calaca)

Así es como nos llaman. Aunque de lentas, lo que se dice lentas, lentas, no sé.

Y lo de perras, en el sentido estricto de la palabra o mejor dicho de su significado coloquial, común y vulgar, puede ser…

…es parte del instinto, es decir, si se es mujer hay que reproducirse y cómo hacerlo sin la ayuda de alguien más, si ya sé, con los avances de la ciencia el tipo es lo de menos, naturaleza, simplemente, necesidad, ansias…

Entonces viene la luna llena, las noches de brama o los días “difíciles”, que muchos rehuyen de nosotras y que sin embargo nos hacen extralimitarnos en las sensaciones, en los deseos y dado el título de este texto, en las masturbaciones.

Luego viene el dilema, lentas o perezosas, que no es lo mismo, ni es igual, porque la pereza implica dejar a un lado ese instinto de cacería, porque ciertos momentos de la vida, francamente, no motivan a levantarse, arreglarse, echarse canela y salir a las calles, a los bares hasta que la noche se reviente, los tragos nos acerquen y el proceso de conservación de la especie, envasado y protegido por un pedazo de látex nos lleve a un estado de éxtasis (si bien nos va) necesario para sucumbir ante las inclemencias de la cotidianidad, porque si no hay suficiente líquido etílico y si las horas no empiezan a cargarse de sereno, esto simplemente no pasa.

Y lo de lentas viene a ser un estado de usurpación de un rol masculino por excelencia.

En fin, ya unido y en contexto, que diré, perras lentas, sí porque no hay de otra ¿porqué?
Perras, por supuesto, pero jamás con quienes nos califican de esa manera.
Lentas, al principio, sólo esperamos ganarnos un poco de confianza.

En realidad, y ya totalmente en serio, ni perras, ni lentas, ni menos, o lo que es igual, mujeres frente a un batallón de hombres pendejos.

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