Paciencia

Hoy mientras conducía mi auto de la casa al trabajo en la radio reportaban un incidente armado en la Calzada Mateo Flores y pedían a quienes transitan por ahí... paciencia.

Un día antes, en las mismas circunstancias, Dalia Santos, vocera de la Policía de Tránsito de Boca del Monte informaba sobre el asesinato de un piloto de buses en esa área y solicitaba a quienes por ahí circulan o bien utilizan ese medio de transporte... paciencia.

Hace unos días fui en busca del boleto de ornato, -nombre que para empezar no tiene lógica, porque no veo adornada (al menos limpia e iluminada) la zona que habito-, la cola era larga, aunque no tanta como la cara de la empleada que de muy mala gana atendía la ventanilla en la que yo pagaba y que para colmo contestó el celular y me dejó un buen rato esperando, mientras yo pensaba... paciencia.

Buscando unas yardas de tela en una tienda supuestamente de prestigio, tuve que esperar más de 10 minutos para que me indicaran que debía de tomar un número en la entrada, cosa que era imposible saber, ya que el policía de seguridad privada del lugar estaba recostado sobre el dispensador. Luego de eso, vi las agujas del reloj correr hasta que la dependiente tuvo a bien atenderme, -si es que lo que hizo puede definirse como tal-, y de muy mala gana decirme que no podía bajar el rollo de tela que me interesaba porque pesaba mucho y que mejor me fuera a la sucursal del bulevar Los Próceres. Rumiando mi enojo salí pensando en esa frase del radio... paciencia.

Salgo a la calle y la contaminación visual me enferma, no me importa si Arzú es orden o que Suger sea diferente, me desagrada el rostro de Sinibaldi hablando de una ciudad segura, -jaja-, y humana, -por favor-. No sé por qué González dice que ahora es cuando y si Baldizón puede o no. Me abruma tanto color chillante colgando en mi camino -y eso que en la ciudad no puedo quejarme tanto por los árboles y piedras-, al menos el hijo de Otto Pérez desapareció de mi espacio diario pidiéndole a Mixco que hable. Pero como con todo lo demás no puedo hacer nada, no me queda otra que tener... paciencia. Si desarrollar esa capacidad de soportar con resignación ofensas, abusos, improperios y cinismo, aunque creo que la mayoría de guatemaltecos tenemos un gen con esa habilidad incorporado.

Jueves 27 de enero de 2011.

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