Mami

“ Mis penas se lleva el viento, jilguero no llorés más

volando se fue muy lejos, y anunca más volverá….


Nueve días han pasado y aún no puedo creerlo, parece aún un sueño horrible del que quiero despertar para llegar a tu casa, verte en la silla mecedora, oirte decir que me peine un poco, darte un abrazo sabiendo que estás ahí como siempre: corazón, unidad, madre, fuerza de una familia que hoy llora.

Sí, mientras escribo esto, las lágrimas se escurren por mis mejillas pecosas, esas que decías que maquillara un poco, el corazón se me oprime y el pulso me tiembla.

Quizá no debería estar así, tal vez debería sonreír como tú lo hacías, mirar para adelante, enderezar la espalda, eso también me reclamabas, retenerte en mi memoria, en mis latidos y en mis sueños con ese olor tan rico que siempre emanabas, con tus villancicos, tus flores, tus nuegados en diciembre, los nances, el chal con flores amarillas que tejiste para mí, tu actitud positiva y tus añoranzas de Petén.

La vida nos marca tiempos, pero no creí que el tuyo llegaría, no lo pensaba. Nunca te lo dije, no con estas palabras, pero me sentía reflejo de tus luchas y tus sueños. No lo había expresado pero soy heredera de tu tesón, tu fortaleza y tu abrigo.


No quisiera llorar, quisiera cantarte. No quisiera dolor, quisiera tiempo, espacio para mostrarte mi cariño, decirte lo que sembraste en mí y va floreciendo.

Nueve días han pasado y aún no puedo creerlo, no quiero creerlo.

Así le cantaba un niño el niño que lo encontró
pensaba en su madre buena y en una copla su amor labró

Quiero morirme a tu vera te lo juro madre mía
quiero estar siempre contigo en tu llanto y tu alegría

Era su copla promesa y un jilguero que cruzó
daba sus trinos al viento y en el viento se perdió”.


La Hora, 15 de abril de 2010.

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