Quizá la pregunta es ¿la viven?, ¿la vivimos? O sólo hacemos cómo que. Intentar investigar esto me dejó perpleja, aunque no debería, ya que imaginaba muchas de las respuestas. ¿Es usted sexualmente activa? ¡No soy señorita!, ¡No estoy casada! ¿Qué piensa de las relaciones prematrimoniales? ¡Preferiría no hablar de eso! ¡Nada! A una casada ¿Cada cuánto hacen el amor usted y su esposo? Se ruboriza y luego responde, a veces. ¿Sabés lo que es un orgasmo? ¡Si! ¿Qué es? ¡ es...! ¿Los tenés? ¡Si.., ja ja ja! Estas preguntas hechas al azar a gente en la calle.
Por supuesto que no iba a interrogar a mi círculo de amigas, las respuestas hubieran sido totalmente opuestas, aunque no sé si del todo sinceras, porque hablando claro y correctamente, tener relaciones sexuales con regularidad, sin estar casada o estando, o bien con distintas parejas tampoco significa vivir una sexualidad plena.
El hecho es que quizá la mayoría de mujeres y hombres en Guatemala y en muchas partes en donde la sexualidad es un tema tabú, porque aún lo es, nos enfrentamos a ella de forma inconsciente, la confundimos con la palabra sexo y pensamos que se limita a una simple actividad sexual, dejando a un lado la palabra satisfacción, y ambas definiciones se encuentran en el diccionario.
Como diría un amigo, en nuestro país se coge sin coger, todo el mundo lo hace, mucho, pero nadie lo acepta y por otro lado están los que alardean de hacerlo, sin tomar en cuenta que lo hacen tal cual y como se despiertan cada mañana, van al baño o se toman una cerveza.
La mayoría de mujeres no estamos del todo satisfechas después de hacer el amor y nos quedamos calladas por conmiseración ajena o propia, he ahí nuestra ignorancia, actuamos mecánicamente pensando en hacer feliz a la otra persona en una estúpida acción caritativa y nos olvidamos de lo más importante, nosotras.
Entre preguntas y respuestas, me di cuenta de que no conocemos nuestro sexo, y esto simple y sencillamente porque nos da vergüenza, nunca nos hablaron de eso, nunca preguntamos y toda nuestra cultura se limita a los artículos, algunos buenos, no lo puedo negar, de Cosmopolitan, porque la mayoría ni siquiera lo comenta con las amigas.
En resumen, somos parte de una sociedad miedosa y mentirosa y además insatisfecha. La idea de este artículo era recabar datos y quizá números sobre cómo viven su sexualidad las guatemaltecas, pero que se puede decir ante respuestas envueltas en risitas estúpidas o estrepitosas carcajadas, como diría una de mis amigas, “mal cogidas”, esa es la realidad de nuestra sexualidad, muy chapina por cierto.
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