Día de la No Violencia hacia la Niñez
Este domingo 13 se conmemora el Día de la No Violencia contra la Niñez, algo que nuestra sociedad parece no concebir, porque diariamente mueren por causas violentas al menos dos infantes. El dato es abrumador y consterna ver que muchas de esas muertes van precedidas de señales de tortura y abusos sexuales.
El caso más reciente de la adolescente de 16 años desmebrada nos muestra la saña y vileza con la que los asesinos actúan y, claro, la gran tranquilidad con la que realizan sus fechorías dada la impunidad que reina en el país.
Durante 2010 más de 535 menores de edad murieron por la violencia en el país, un buen porcentaje de los jóvenes asesinados fueron hallados atados de pies y manos, muchos aparecieron con el tiro de gracia y el 98 por ciento de las niñas y adolescentes fueron violadas.
Por otro lado están todos los demás actos que constituyen violencia: maltrato (físico, verbal, psicológico y sexual), tanto en las escuelas como en los propios hogares de los niños y niñas; la trata y explotación sexual y la explotación laboral de pequeños incluso de menos de seis años de edad, esto por citar algunas de las muchas maneras en la que los derechos de los niños y niñas son violentados.
Por otro lado, está la carencia de servicios de salud y servicios educativos adecuados, obligación del Estado, que desde hace mucho ha sido una violación constante a los derechos de la niñez ratificados por Guatemala en 1989.
Así que, quizá esta efeméride es oportuna para recordarles a las autoridades que tienen la obligación de respetar los convenios ratificados y todas las leyes aprobadas por el Congreso de la República, especialmente en este caso la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia. Una ley que tiene un nombre que puede provocar risa o llanto, porque si en el país no se le brinda a la niñez protección, el añadido de integral es una burla que no tiene perdón, cuando se obvia su existencia y se vulnera lo que ahí se establece.
Lo cierto del caso es que tanto las autoridades como las empresas (valiéndonos del moderno término de responsabilidad social), las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general tenemos que hacer algo para que esta ola de violencia pare, ahí sí que como dice la campaña de Unicef, nos toca a todos hacer algo. Tal vez un punto de partida sea ser más responsables con nuestros hijos e hijas, denunciar todo acto de violencia hacia la infancia y exigir a las autoridades a través de cartas de lectores, marchas y los distintos espacios de expresión que existen que cumplan con su trabajo, que utilicen adecuadamente nuestros impuestos y que respondan a todas esas promesas de campaña. Por cierto, es también oportuno empezar a plantearles todo esto a las y los candidatos a elección de cargos públicos.
Jueves 10 de febrero de 2011.
El caso más reciente de la adolescente de 16 años desmebrada nos muestra la saña y vileza con la que los asesinos actúan y, claro, la gran tranquilidad con la que realizan sus fechorías dada la impunidad que reina en el país.
Durante 2010 más de 535 menores de edad murieron por la violencia en el país, un buen porcentaje de los jóvenes asesinados fueron hallados atados de pies y manos, muchos aparecieron con el tiro de gracia y el 98 por ciento de las niñas y adolescentes fueron violadas.
Por otro lado están todos los demás actos que constituyen violencia: maltrato (físico, verbal, psicológico y sexual), tanto en las escuelas como en los propios hogares de los niños y niñas; la trata y explotación sexual y la explotación laboral de pequeños incluso de menos de seis años de edad, esto por citar algunas de las muchas maneras en la que los derechos de los niños y niñas son violentados.
Por otro lado, está la carencia de servicios de salud y servicios educativos adecuados, obligación del Estado, que desde hace mucho ha sido una violación constante a los derechos de la niñez ratificados por Guatemala en 1989.
Así que, quizá esta efeméride es oportuna para recordarles a las autoridades que tienen la obligación de respetar los convenios ratificados y todas las leyes aprobadas por el Congreso de la República, especialmente en este caso la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia. Una ley que tiene un nombre que puede provocar risa o llanto, porque si en el país no se le brinda a la niñez protección, el añadido de integral es una burla que no tiene perdón, cuando se obvia su existencia y se vulnera lo que ahí se establece.
Lo cierto del caso es que tanto las autoridades como las empresas (valiéndonos del moderno término de responsabilidad social), las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general tenemos que hacer algo para que esta ola de violencia pare, ahí sí que como dice la campaña de Unicef, nos toca a todos hacer algo. Tal vez un punto de partida sea ser más responsables con nuestros hijos e hijas, denunciar todo acto de violencia hacia la infancia y exigir a las autoridades a través de cartas de lectores, marchas y los distintos espacios de expresión que existen que cumplan con su trabajo, que utilicen adecuadamente nuestros impuestos y que respondan a todas esas promesas de campaña. Por cierto, es también oportuno empezar a plantearles todo esto a las y los candidatos a elección de cargos públicos.
Jueves 10 de febrero de 2011.
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