8 de marzo

Este domingo se celebra el Día Internacional de la Mujer , una fecha en la que se conmemora la “lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona”.

Un día que recuerda la lucha de casi un siglo de muchas mujeres en el mundo entero por mejorar la vida de las féminas y por ende de toda la población mundial.

Un día que se convierte en una ocasión para reflexionar sobre los logros alcanzados, exigir cambios y por supuesto celebrar por esas mujeres valientes de ayer y por las mujeres increíbles de hoy, que con su esfuerzo, determinación, que rompiendo esquemas y arriesgándose han hecho y hacen posible una vida más digna.

Claro, que esta fecha se ha prestado mucho a la comercialización y vanalización de la efeméride, transformándose en un producto mercadológico, en donde se olvidan los derechos y las reivindicaciones para dar lugar a la pachanga y las tarjetitas sin más ni más.

Y no digo que celebrar esté mal, yo soy la primera en festejar, pero es importante tener conciencia de qué es lo celebra, y por supuesto todo lo que falta por hacer para que esa agitación de un día de marzo pueda reproducirse los otros 364 días.

Y al mencionar lo que falta es preciso hacer hincapié en las circunstancias en las que miles de mujeres del área rural y de la capital incluso, se encuentran y en lo mucho que hay que hacer para que ellas puedan ejercer sus derechos como guatemaltecas que son.

Hay que partir del tema educativo, las pocas posibilidades que se tienen de acceder al sistema, ya sea por la cultura o por economía, y luego de ahí devienen muchas cosas más, como las condiciones de las escuelas, la calidad de las clases que se imparten y los riesgos a los que se exponen muchas veces las niñas al encaminarse a la escuela por trechos largos y sin seguridad o bien ante la prepotencia y el abuso de algunos maestros y directores, de eso se ha dicho mucho.

La falta de atención médica y educación sexual y por ende el acceso a métodos anticonceptivos es otro de los temas por los que hay que trabajar arduamente.

Ni que decir de la seguridad, palabra sin sentido cuando vemos que en un solo fin de semana asesinan a más de seis mujeres en el país, y que algunas de ellas fueron torturadas y mutiladas.

Eso entre muchas cosas más como las que demandan las amigas de la Asociación Ixmucané e Ixqik en Petén: “Una vida digna y sin violencia, reconocimiento a su trabajo, salarios dignos y justos, salud, educación… vivir”, acaso no es lo justo.

La Hora, 5 de marzo de 2009.

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