"Sucesos"
Otro chofer asesinado en la zona 18, joven degollado, aparecen dos jóvenes muertos dentro de un carro, se cree que fue crimen pasional, motín en la cárcel, le cercenan los dedos, atropellado, aparecen los restos de un infante en una bolsa plástica, pandillas se enfrentan, tiroteo en El Gallito, lo matan frente a su esposa, los restos de Octavio López aparecieron en un matorral, familia envenenada por venganza de una vecina, ultimado, acuchillado, le dieron el tiro de gracia, los matan en un funeral…..
Datos impactantes, al menos, aún lo son para quien viene de fuera, porque para nosotros, los chapines, es ya el pan nuestro de cada día, encendemos el radio por la mañana y escuchamos los sucesos tal cual y como escuchamos el reporte del tráfico o el estado del tiempo, pasamos las hojas de los diarios, cada vez más llenas de muertos, sin inmutarnos, comentamos la “terrible” situación que se vive en Guatemala y los hechos de violencia con el café en la mano, acostumbrados, resignados.
Cada día inconcientemente, la violencia se vuelve parte de nuestra existencia, así la hemos asumido y aunque asuste saber que el promedio de asesinatos en el país es de aproximadamente 17 personas, al ver el noticiero de la noche, no nos quita el sueño un muerto más.
Es increíble la sumisión con la que hemos aprendido a vivir-sobrevivir, no me gusta decirlo así nomás, sin el sobre, porque es mentira, se sobrevive, se trabaja por necesidad, se aguantan desprecios, acosos y atrancazones todo el tiempo porque ni modo, y por eso nos quedamos estáticos ante tanta violencia, muerte, dolor.
Quizá es que los chapines somos muy confiados y pensamos que a nosotros no va a pasarnos nada, hasta que...
O tal vez, es porque creemos que nada va a cambiar, hombres (y mujeres por supuesto) de poca fe, sin esperanzas (no es propaganda).
Porque vemos que cada día todo va en detrimento, que la vida, y de nuevo la disyuntiva ¿qué vida?, no vale nada, no se respeta, que a quien le pagan por matar o lo hace porque le gusta, le da lo mismo matar a una mosca que a un cristiano (en busca de sinónimos no de creencias).
Me asusto por todo esto, de mí misma, cuando narro a algún amigo extranjero lo que ocurre en mi belloyhorrendo país con la misma frialdad con que le cuento un chiste, me angustia pensar que quien llegue al poder, sea del color que sea, no va a poder hacer nada, o al menos, hasta ahora no se de qué manera pretenden hacerlo. Me deprime oír a todo el mundo decir, ¡qué se va hacer!, me insulta mi inconciente que me domina y me tiene ahí amansada, de pronto protestando a través de la palabra, pero nada más y tiemblo sólo de pensar que al abrir un diario voy a encontrar el nombre de alguien conocido en una nota breve con tinte amarillista.
Pispizigaña, 23 de mayo de 2007.
Datos impactantes, al menos, aún lo son para quien viene de fuera, porque para nosotros, los chapines, es ya el pan nuestro de cada día, encendemos el radio por la mañana y escuchamos los sucesos tal cual y como escuchamos el reporte del tráfico o el estado del tiempo, pasamos las hojas de los diarios, cada vez más llenas de muertos, sin inmutarnos, comentamos la “terrible” situación que se vive en Guatemala y los hechos de violencia con el café en la mano, acostumbrados, resignados.
Cada día inconcientemente, la violencia se vuelve parte de nuestra existencia, así la hemos asumido y aunque asuste saber que el promedio de asesinatos en el país es de aproximadamente 17 personas, al ver el noticiero de la noche, no nos quita el sueño un muerto más.
Es increíble la sumisión con la que hemos aprendido a vivir-sobrevivir, no me gusta decirlo así nomás, sin el sobre, porque es mentira, se sobrevive, se trabaja por necesidad, se aguantan desprecios, acosos y atrancazones todo el tiempo porque ni modo, y por eso nos quedamos estáticos ante tanta violencia, muerte, dolor.
Quizá es que los chapines somos muy confiados y pensamos que a nosotros no va a pasarnos nada, hasta que...
O tal vez, es porque creemos que nada va a cambiar, hombres (y mujeres por supuesto) de poca fe, sin esperanzas (no es propaganda).
Porque vemos que cada día todo va en detrimento, que la vida, y de nuevo la disyuntiva ¿qué vida?, no vale nada, no se respeta, que a quien le pagan por matar o lo hace porque le gusta, le da lo mismo matar a una mosca que a un cristiano (en busca de sinónimos no de creencias).
Me asusto por todo esto, de mí misma, cuando narro a algún amigo extranjero lo que ocurre en mi belloyhorrendo país con la misma frialdad con que le cuento un chiste, me angustia pensar que quien llegue al poder, sea del color que sea, no va a poder hacer nada, o al menos, hasta ahora no se de qué manera pretenden hacerlo. Me deprime oír a todo el mundo decir, ¡qué se va hacer!, me insulta mi inconciente que me domina y me tiene ahí amansada, de pronto protestando a través de la palabra, pero nada más y tiemblo sólo de pensar que al abrir un diario voy a encontrar el nombre de alguien conocido en una nota breve con tinte amarillista.
Pispizigaña, 23 de mayo de 2007.
Comentarios
¿Qué normal va ser?????
Me rehuso a estar arrodillado, me niego a ver la violencia como un habitante más de nuestro país, como un visitante misterioso que penetra hasta en nuestros sueños...
No, yo si creo que esto puede cambiar, sueño con un país más humano y más justo, con un sistema de justicia funcional, donde el pandillero comparta celda con el ex presidente, y estos se echen un cigarrito por las noches y hablen de su infancia y recuerden las travesuras de su pubertad.
Creo en un país, donde la limpieza social no sea la ÚNICA opción para combatir la violencia, creo en programas de reinserción social y por ende en programas de prevención.
El pandillero mata... No tuvo otra opción, hace lo que respiro en su mugroso contexto social, golpea a su esposa, como su padre golpeo a su madre, fuma marihuana igual que su hermano mayor...
NO tuvo otra opción, nosotros Si la tenemos... cambiemos este hermoso país...
ALTO AL FUEGO...
saludos jefa de jefas...
Abrazos,
Ojalá algunos de ésos no sean taaaaaaaan brutos
como para no entender tu artículo.
Un abrazo,
y con esa entrega.
Me encantó tu columna de hoy
Un beso,
Dado que nunca logramos coordinar un cafecito, le escribo. ¿Sabe? Me gusto mucho su manifiesto, realmente detalla muy bien las circunstancias y el proceder de los hombres, tanto que no pude dejar de sentirme aludido. En mi caso puedo confesar que el machismo que aprendí en mi niñez y adolescencia, fue por parte de mi madre y de mis familiares mujeres, no es una característica de mi personalidad que me guste, pero allí está y tengo que re-aprender.
No sé en donde se diferencia un abuso, un atropello y una violación; excepto cuando yo he sido el que sufre la invasión de espacio, lo cual me enseña que no es agradable a ningún nivel. Es triste ver los atropellos que se dan en estos días y así como se ven mujeres con ojos llorosos por haber sufrido atropellos, ver hombres con el seño fruncido al no poder llorar pues no deben mostrar flagelo en su hombría. No piense que mi intención es defender mi género, viviendo aquí en antigua se ven estúpidos tomando un trago muy seguido; de todas las nacionalidades, no necesariamente guatemaltecos. Además, el que yo manifieste algunas ideas no me libra de ser bruto de vez en cuando, o lo que es peor, talvez de vez en siempre. Todo de pende del punto de vista para juzgar mi nivel de brutalidad, por ello quiero escribirle siendo incluyente y no pecar de arrogante al autodenominarme un verdadero hombre.
Para finalizar mis palabras en torno a su escrito semanal, quiero confesar mi admiración, no importa en tema, cada quien tiene por que luchar, lo lamentable es que no todas las personas luchamos como lo hacen algunas, usted en este caso al manifestar su malestar y desencanto. Porque además del machismo mal aprendido, he de confesar un poco de egoísmo que me ha limitado en la velocidad en que voy evolucionando.
Un gran abrazo, La Ciudad de Santiago de los Caballeros la extraña y le rinde el respeto que se merece luego de las palabras acerca de nuestra verdad actual.
También tengo que confesarle que la actitud de ella no me gusta. No se le planta (el no es su jefe) sino siempre le habla como una niña, se presta a ese juego estúpido, le toma fotos, lo llama, lo busca en la oficina.
Creo que de los tres el que peor se siente con eso soy yo...
Saludos.
Ya no vivo en guatemala, ahora vivo en argentina... y a mi tambien me toca contar la dura realidad que se vive en nuestro pais dia a dia.
Algunas personas ni me creen, otras quedan en shock de lo que cuento que parece ser que nunca pondran un pie en nuestra tierra.
Otras simplemente se asombran como lo cuento y lo narro como algo comun y corriente tal como lo dice Claudia en su articulo.
Lastimosamente, es nuestro "pan de cada dia", sin olvidar "perdona nuestras ofensas como asi tambien nosotros perdonamos a los que nos ofenden."
Creo que este pais necesita mucho amor, porque la verdad... ya no se que se le puede hacer a esta situacion si los que se sientan y nos gobiernan son los sicarios, narcotraficantes, corruptos, asesinos mas grandes del pais... simplemente tienen permiso para hacerlo porque ni modo estan en el "poder".
AMOR entre el pueblo, amarnos y empezar a cambiar desde adentro para afuera y asi irlo reflejando uno por uno y tratando que esto no nos encierre en este laberinto mental sin fin el cual entramos cada vez que tocamos este tema. Talvez esa sea la unica solucion, porque la verdad cuando va terminar??? es como preguntarnos cuando va terminar la guerra, el hambre etc...
es ahora nunca...
EL CAMBIO, es de adentro hacia afuera. Reflejar el chapin que queremos ver, porque quiera que no adentro nuestro en alguna parte de nosotros, tambien somos parte de el "problema".
ADELANTE con el blog, lo vistare mas seguido. Mucha suerte!