Tinta en sangre tu hermosa bandera, a vencer….

Regresemos a la antigua letra del himno nacional, llenemos nuestros pechos de aire y patrióticamente salgamos a las calles grises (medio verdes por el invierno) cantando y tiñámoslas de rojo.

¡Muerte a los criminales!, hagamos murallas que dividan la ciudad y nos separen de esos marginales delincuentes asalta buses, explota bombas que desfiguran su rostro con imágenes satánicas. Exijamos toque de queda, Estado de Sitio, pena de muerte, que el Presidente asuma su liderazgo sin lavarse las manos cual Pilatos firmando sentencias, mientras el paredón del Cementerio General se hace insuficiente para fusilar a tanto malhechor y las cámaras de televisión y ahora también de celulares captan la escena que enseñara a la juventud a no meterse en problemas.

Proveamos a las fuerzas armadas, el glorioso ejército que nos libró de comunistas y a la policía de más armas, aumentémosles el presupuesto y olvidémonos de fertilizantes, granos básicos y pupitres para esos niños que igual no aprenden, para esa gente que no agradece, que se toma el pie cuando les das la mano, que no se baña, que no trabaja, que sólo sale a las calles a obstaculizar el tráfico.

Regresemos al Antiguo Testamento y hagamos valer la Ley del Taleón: ojo por ojo…, y terminemos ya con esa ralea de bajos instintos y pútridos sentimientos que se roban el dinero del pueblo en un “Parlamento de Pacotilla”, o tras un cuartel que aún guarda ecos de lamentos de tortura. Capemos a los violadores, no sólo a los de las páginas de sucesos de los medios sensacionalistas, sino también a los que esconden detrás de tacuches caros y escritorios empresariales. Quitémosles hasta las uñas a esos banqueros fraudulentos por quienes perdieron su dinero y hasta la vida muchos guatemaltecos. Cortémosle la lengua a quienes mienten en campaña electoral y campos pagados mientras tiran besos al aire.

Aporreémonos el pecho, démonos baños de pureza, tiremos la primera, segunda piedra y un costal si es necesario y tiñamos nuestra bandera de rojo para darle gusto a unos cuantos y acabar con Guatemala.

Y quienes no estemos de acuerdo con solicitudes como esta, con la pena de muerte y estados de excepción, busquemos cicuta, metámonos ácidos, larguémonos de aquí o expresémonos también, porque la paz, que es lo que todos anhelamos no vamos a conquistarla así. NO A LA PENA DE MUERTE.

La Hora 22 de julio de 2010.

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