él

su voz me desagrada, no, no sólo su voz, su semblante, esa queja constante, el lloriqueo, la victimización, la forma en que se contradice, sus análisis de la realidad (si es que son propios), la doble moral, la amnesia, la inclinación de su cabeza cual ave con sueño, sus dedos alargados y filosos como los de Mr. Burns, no, como los de Sméagol, del Señor de los Anillos, su egocentrismo potenciado 20 veces por los serviles empleados, digo personas de confianza, funcionarios, anyway, que le hacen sombra, que le aplauden cual bufones sus gracias y en la mayoría de ocasiones sus desgracias, los que cobran salarios excesivos por portar un pin, por haber formado un ave con las manos que simboliza algo que no se vive en este país, en época de campaña, o perder el tiempo armando clubes absurdos en Facebook, restándole así valor a una red social tan importante, y restando la posibilidad de comprar con tan jugoso salario, medicinas o el pago de 6 a 8 maestros; la poses de él y sus aliados, el patrioterismo que derraman, la interculturalidad que no comprenden, la ligereza de palabras, el uso excesivo de metáforas tontas, ¡ah! y de aviones privados, la utilización de nombres, personajes y líderes, sus lágrimas de cocodrilo y las disculpas ajenas, me aburre, me incomoda, me fastidia ver su fotos, tan sólo leer su nombre ya me cansa, me ofende su ignorancia, que es mucha, sus impertinencias me desquician, sus ojos que no se fijan me alteran, su hipocresía (y hablo en plural totus tuus, él y ellos) me insulta, nos, porque él dijo pueblo sin entender lo que abarca; su solidaridad rebasa el surrealismo, su intolerancia a Adán y Esteban lo reflejan, su rostro desencajado a veces, otras completamente flemático, ilumina lo que nos hace, y sí, me desagrada, insisto, lo alucino



pd: cualquier parecido con él personaje de Las Chicas Superpoderosas es pura casualidad

La Hora, 12 de noviembre de 2009.

Comentarios

Anónimo dijo…
bufones, pero bien que le gustaban,no hay que olvidar su idilio con uno de esos funcionarios

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