Prohibido prohibir
Hoy se regula la circulación de motoristas, limitando a una sóla persona el uso de las mismas, tratando de disminuir los índices de violencia en el país, una medida hasta cierto punto entendible, quien se conduce en un carro generalmente se atemoriza ante la cercanía de una moto, pero de pronto también una medida sacada de la manga de las autoridades, porque el tema de la seguridad necesita un plan completo, no ladrillitos por aquí y palitos por allá.
A mi criterio, se está vedando un derecho de buena parte de la población, que por el tráfico que impera, por la situación económica y por no viajar en el servicio público, que de servicio no tiene mucho, utiliza las motos como medio de transporte.
Esto al fin de cuentas no va a cambiar una realidad que empeora cada día, mientras los funcionarios en lugar de hacer algo, culpan a los anteriores gobernantes.
La pregunta es, ¿cuántas limitaciones más tendremos que tener para que las cosas funcionen?
Cual ganado nos dictan órdenes: prohibido fumar. Muy bien, cuidan la salud de la población con una nueva ley, pero no regulan a los buses que expelen humo a bocanadas, ni hacen nada por la contaminación que produce el basurero de la Zona 3, por citar un par de aspectos que han olvidado. O la contaminación del lago de Atitlán por la ausencia de plantas de tratamiento del agua.
Prohiben que viajen dos personas en moto, pero no impiden la estampida de carros oficiales que abusivamente circulan en montonera orillando a quienes se conducen tranquilamente por las distintas arterias de la ciudad.
Prohiben cosas que no afectan en absoluto a quienes firman acuerdos y aprueban reglamentos. Pero no prohiben la construcción de centros comerciales y restaurantes de comida rápida, aunque dañen el entorno y alejen a los turistas, como en Flores y Panajachel.
Prohiben por prohibir, por hacer algo para que no digan, para justificar un trabajo que no realizan y un salario que no merecen, prohiben por imitar, por no dejar.
Carentes totalmente de fundamentos intentan regular nuestras vidas, como niñeras en un kinder, son la mano que mece la cuna, más bien la mano que la empuja hacia al vacío.
La Hora 16 de abril de 2009.
A mi criterio, se está vedando un derecho de buena parte de la población, que por el tráfico que impera, por la situación económica y por no viajar en el servicio público, que de servicio no tiene mucho, utiliza las motos como medio de transporte.
Esto al fin de cuentas no va a cambiar una realidad que empeora cada día, mientras los funcionarios en lugar de hacer algo, culpan a los anteriores gobernantes.
La pregunta es, ¿cuántas limitaciones más tendremos que tener para que las cosas funcionen?
Cual ganado nos dictan órdenes: prohibido fumar. Muy bien, cuidan la salud de la población con una nueva ley, pero no regulan a los buses que expelen humo a bocanadas, ni hacen nada por la contaminación que produce el basurero de la Zona 3, por citar un par de aspectos que han olvidado. O la contaminación del lago de Atitlán por la ausencia de plantas de tratamiento del agua.
Prohiben que viajen dos personas en moto, pero no impiden la estampida de carros oficiales que abusivamente circulan en montonera orillando a quienes se conducen tranquilamente por las distintas arterias de la ciudad.
Prohiben cosas que no afectan en absoluto a quienes firman acuerdos y aprueban reglamentos. Pero no prohiben la construcción de centros comerciales y restaurantes de comida rápida, aunque dañen el entorno y alejen a los turistas, como en Flores y Panajachel.
Prohiben por prohibir, por hacer algo para que no digan, para justificar un trabajo que no realizan y un salario que no merecen, prohiben por imitar, por no dejar.
Carentes totalmente de fundamentos intentan regular nuestras vidas, como niñeras en un kinder, son la mano que mece la cuna, más bien la mano que la empuja hacia al vacío.
La Hora 16 de abril de 2009.
Comentarios
"Se había sacado el reloj del bolsillo, y lo miraba con ansiedad, propinándole violentas sacudidas y llevándoselo una y otra vez al oído. ...
--¡Dos días de error! --se lamentó el Sombrerero, y, dirigiéndose amargamente a la Liebre de Marzo, añadió--: ¡Ya te dije que la mantequilla no le sentaría bien a la maquinaria!
--Era mantequilla de la mejor --replicó la Liebre muy compungida.
--Sí, pero se habrán metido también algunas migajas --gruñó el Sombrerero--. No debiste utilizar el cuchillo del pan."
Y seguirán muy felices intentando reparar relojes con mantequilla.
León ya no hay que preocuparse atraparon al Smiley, así dice el ministro...