María Cristina Orive, escritora de la luz

Cuando se habla de fotografía o se piensa en ella, el nombre de María Cristina Orive es un punto obligado de referencia. Su vida ha girado a su alrededor. La mejor prueba de ello es su extensa hoja de vida, en la cual cada palabra apunta siempre hacia la creación.

Y es precisamente eso, creación, lo que sale al paso al entrar en su casa y caminar por los pasillos que conducen a la sala. Allí el arte se multiplica y el rostro de María Cristina Orive se enciende al recordar momentos, nombres de amigos artistas y detalles que, como ella misma dice, han hecho su vida feliz.

Sus primeros pasos fueron en el periodismo radial y escrito. Primero con Radio Faro Aviateca, donde presentaba óperas de nueve a diez de la noche y luego, las páginas del desaparecido periódico El Imparcial fueron las que sirvieron de escenario para sus crónicas y entrevistas sobre arte, música y teatro.

Pero las alas de esta mujer empezaban a elevar el vuelo y la llevaron a París, en donde su carrera periodística tomó otro giro. Además de enviar crónicas para El Imparcial y realizar emisiones en castellano para España y América Latina a través de Radio Televisión Francesa (ORTF) sobre artistas latinoamericanos, creó un programa semanal sobre el mundo del espectáculo en la Ciudad Luz. Como ella recuerda asistía a los ensayos, entrevistaba a los ³metteur de scene, a los actores, a los decoradores, a los autores. Ahí el arte era ya como la sangre que circulaba por sus venas, pero definitivamente empezó a bombear en su corazón cuando se entregó de lleno a la fotografía.

Comenzó a hacer fotografías para ASA Press, que se publicaron en revistas como Life en español. Luego de un tiempo en París sus pasos se encaminaron hacia América Latina, donde ocupó su tiempo y su lente en captar el aspecto humano y social.

Realizó una travesía por el Canal de Panamá en un barco soviético, entrevistó al creador de la OPEP en Venezuela, Juan Pablo Pérez Alfonso, captó imágenes impresionantes de Evita y del sepelio de Juan Domingo Perón, conoció de cerca a Salvador Allende y muchos otros personajes que han pasado a la historia. Trabajó junto a Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa en París y compartió mucho tiempo con Miguel Angel Asturias y otros poetas y escritores de fama mundial. Pero quizá uno de los aspectos más interesantes en su vida fue la creación de la Editorial Fotográfica, La Azotea.

Junto con la fotógrafa argentina Sara Facio crearon un espacio para difundir y promover la obra de fotógrafos de América Latina, entre los que se pueden mencionar en Guatemala a J.J. Yas, J. D. Noriega y Luis González Palma, en Argentina a Alejandro Witcomb y Marcos López y, en Perú, a Martín Chambi. Y de mujeres como Annemarie Heinrich, Grete Stern, Adriana Lestido, y la propia obra de estas dos creadoras. Su trabajo ha sido apoyado con textos de nombres importantes de la literatura como Julio Cortázar y Miguel Angel Asturias. Del premio Nobel de literatura son los textos de Actos de Fe en Guatemala, una crónica visual del país con imágenes de Orive y Facio, y textos escogidos por el poeta Manuel José Arce dentro de la vasta obra literaria de Asturias.

A sus 73 años, María Cristina Orive proyecta una vitalidad exquisita. Transmite su entusiasmo por continuar trabajando, escribiendo con luz, como ella define a la fotografía, y explorando más. Unas cuantas horas con ella permitieron entrever el caudal de sus recuerdos y conocer sobre los proyectos futuros que la apasionan.

"Platicando con Mario Vargas Llosa sobre su obra Casa Verde, en ese momento inédita, me dijo: 'No sé cómo titularla'. Yo le dije: '¡Pero si hablas tanto de la casa verde!, que creo que debería llamarse así'. Y fue así como se tituló esta obra reconocida en toda Latinoamérica". María Cristina Orive.

Publicada en Revista Amiga, la foto es del archivo de Amiga