Por las mujeres

Yo, soy mujer, ciudadana guatemalteca y un ser humano con derechos. He gozado de muchas oportunidades que me han permitido estudiar, trabajar en lo que me gusta y hacer respetar mis derechos y mis sueños. Lamentablemente, muchas mujeres guatemaltecas no pueden decir lo mismo. La falta de oportunidades ha mermado sus deseos de hacer muchas cosas y ha permitido que sus derechos sean violentados.

Y todas estas carencias y abusos surgen por la irresponsabilidad de los gobiernos que no ofrecen condiciones adecuadas para que las personas, en especial las mujeres, puedan estudiar y tener acceso a sistemas de salud. Si a esto sumamos las leyes existentes, tan pocas, tan mal redactadas, o mejor dicho si hablamos de las que no existen, nos damos cuenta de que el Estado, los gobiernos y todos los políticos que han desfilado por las curules y ministerios no han hecho nada. Bueno sí, han cobrado y tomado bastante dinero de las arcas nacionales, pero esa es otra historia.

Lo triste es que, aún y cuando organizaciones preocupadas por estas violaciones a los derechos humanos y por esas diferencias sociales hacen todo el trabajo, por el cual les pagan a los diputados, y presentan proyectos de ley, no hay voluntad política para que estas se aprueben y más aún, se ejecuten.

Este es el caso de la iniciativa de la Ley Reguladora del Trabajo en Casa Particular, misma que el Centro de Apoyo para las Trabajadoras de Casa Particular, Centracap, ha presentado ya en dos ocasiones al Legislativo sin que nada pase. Esto a pesar de lo urgente y necesario que es que se establezca un salario mínimo para quienes realizan este trabajo, y que se vuelva obligatorio el pago de bono 14 y aguinaldo entre otras prestaciones, como por ejemplo, derecho a los períodos pre y pos natales, a feriados, a salud y sobre todo a trabajar en un ambiente sin violencia, sin acoso sexual, sin atropellos y humillaciones.

Cómo es posible que estas personas que trabajan más de 12 horas diarias, lo cual es ya un abuso, no cuenten con servicios mínimos de salud. Cómo es posible que al embarazarse una trabajadora de casa particular pueda ser despedida sin más ni más. Qué no se le reconozcan horas extras, cuando empiezan a cocinar desde las cinco de la mañana y dan las diez de la noche y continúan trabajando. Qué tengan que aceptar las miradas abusivas de los patrones, o los comentarios racistas y clasistas de algunas señoras. Qué tengan que aguantar el hambre, porque no pueden comer hasta que termine el patrón. Claro que esto no sucede en todas las casas, y por supuesto que no toda la gente abusa. Pero para los que si lo hacen, que son muchos es necesario que se legisle.

Ojalá que este 8 de marzo, cuando se celebra el día internacional de la mujer, y se haga entrega por tercera vez de esta iniciativa, la comisión de la mujer del Congreso, las diputadas, la Seprem, la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia y todas las instancias necesarias se pronuncien y apoyen para que se apruebe como ley. Total, es su obligación, las mujeres, las guatemaltecas, las trabajadoras de casa particular, Centracap, las mujeres activistas, no estamos pidiendo un favor, sino, exigiendo que se respeten nuestros derechos. Señores y señoras diputadas trabajen. Y a todos los y las guatemaltecas celebremos este 8 de marzo por la vida, por las mujeres, por Guatemala. La marcha sale de la Muni, el miércoles 8 a las diez de la mañana.


La Hora, 2 de marzo de 2006.

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