49 Street

Lo conocí en la 49 Street, esperaba el tren B en una mañana de otoño. Estaba sentada junto a la pared de ladrillos, revisando los mensajes de mi celular, alce la vista y ahí estaba, un cincuentón de buen ver, canado, sonriente, mirándome. No sé por cuánto tiempo nos vimos, no sabía hasta ese momento que un hombre mucho mayor que yo podía retener mi mirada. El ruido del tren, la gente avanzando al andén y una sonrisa lo hicieron perderse en el tren N. La inicial de mi apellido pensé. Luego de un rato aborde el tren B. Dos paradas apareció otra vez, justo en el mismo vagón, sigiloso avanzó hacia mí y me extendió una tarjeta, mis dedos la sujetaron cual cigarrillo a punto de ser absorbido por mis labios, lo miré de nuevo y se fue. La tarjeta decía vi kaj mi morga?. No entendí y sonreí, había alegrado mi día. Caminé mucho esa tarde, me perdí en las vitrinas, en una cerveza, en los clasificados del diario y las enormes vallas luminosas. Buscaba una señal. Pasaban los días y el dinero y el café guatemalteco iban desapareciendo, mientras mis pies cada día palpitaban más al llegar la noche. El invierno se anunciaba, necesitaba un abrigo. Vacié la bolsa y conté los últimos dólares que me quedaban, ahí estaba una ticket cortado de Broadway, un pase de una disco silenciosa y aquella tarjeta que sujete en mis dedos aquella mañana en el tren. Releí lo que decía y decidí guglearlo, al escribirlo en la computadora me apareció una pregunta ¿Sabe usted esperanto? Pensé que no, no conozco ni esperanza, pero sé esperar, ¡vah! Lo coloqué en el traductor y esa noche no pude dormir. Por la mañana caminé de nuevo hacia la misma estación y decidí abordar el primer tren que pasara. El N asomó y no pude dejar de pensar en el cincuentón canado, aquella tarjeta y mi insomnio. Dos estaciones después bajé del tren y subí al siguiente, era el B. ¡Cuánta gracia me causó! Me senté, tomé mi celular y empecé a perderme en los memes de Jimmy y Gloria. De pronto unos dedos sujetando una tarjeta aparecieron frente a mis ojos. Decía vi kaj mi hodia?. Volteé y él estaba ahí. La nieve ha empezado a caer y yo estoy aquí en la 49 Street, mirando sin mirar, jugando a cambiar de tren dos paradas después y enamorada. La Hora - Sep 24, 2016

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