Pasémosle la lupa a los políticos
Ahora que ya se abrió públicamente la contienda electoral, es el momento de revisar quiénes son los que pretenden nuestro voto, ¿qué han hecho?, ¿cómo se han comportado? y ¿qué propuestas traen?
Cuando se habla de alcaldes y diputados es más fácil realizar un voto conciente, bueno, si es que eso es posible, porque son personas de la comunidad o deberían serlo, porque han sido vecinos, gente cercana, a la cual hemos visto, con los que en algún momento hemos tratado y a los que les podemos contar más fácilmente las costillas.
Yo por ejemplo, no votaría jamás para alcalde por el fulanito que conociéndome desde siempre no me saluda, o saludaba, digo ahora está en campaña y es “amigo”de todos.
Tampoco por aquel que sé que le ha pegado a la mujer o a los hijos, por el bolo, por el macizo, el que ya se ha involucrado en la política en periodos anteriores y no ha hecho nada, por supuesto nada para el pueblo, porque seguro por su casa si.
No votaría por el que siendo patrón abusa, maltrata y discrimina.
No le daría mi voto al que no conoce nada del pueblo, al que no propone cambios estructurales, al que no ve más allá de lo que lo enfoca la cámara que lo reproduce ahora en cada poste, por el que no tiene idea de quién es la gente que lo rodea, qué necesita, qué ambiciona.
No votaría jamás por alguien que con la pistola al cincho camina por las calles con sus guardespaldas detrás, tampoco por el gritón y el que es arrastrado con el que aspira la presidencia, y eso en los mítines se verá muy claro.
Se reduce la lista verdad, más aún si nos tomamos el tiempo de conocer lo que el partido que representa ofrece, hace y más aún, cómo lo paga, y lo mismo va para los candidatos a diputados.
Muchos quieren el poder y por ende los impuestos, muchos serán los llamados, porque el candidato es así y pocos serán los escogidos porque el diputado, el alcalde y quien gobierne el país será así, si te ví no te conozco, y a lo que te truje es decir, a jodernos la vida cuatro años más. Amén.
De Mata tero tero la, de la revista Ati.
Cuando se habla de alcaldes y diputados es más fácil realizar un voto conciente, bueno, si es que eso es posible, porque son personas de la comunidad o deberían serlo, porque han sido vecinos, gente cercana, a la cual hemos visto, con los que en algún momento hemos tratado y a los que les podemos contar más fácilmente las costillas.
Yo por ejemplo, no votaría jamás para alcalde por el fulanito que conociéndome desde siempre no me saluda, o saludaba, digo ahora está en campaña y es “amigo”de todos.
Tampoco por aquel que sé que le ha pegado a la mujer o a los hijos, por el bolo, por el macizo, el que ya se ha involucrado en la política en periodos anteriores y no ha hecho nada, por supuesto nada para el pueblo, porque seguro por su casa si.
No votaría por el que siendo patrón abusa, maltrata y discrimina.
No le daría mi voto al que no conoce nada del pueblo, al que no propone cambios estructurales, al que no ve más allá de lo que lo enfoca la cámara que lo reproduce ahora en cada poste, por el que no tiene idea de quién es la gente que lo rodea, qué necesita, qué ambiciona.
No votaría jamás por alguien que con la pistola al cincho camina por las calles con sus guardespaldas detrás, tampoco por el gritón y el que es arrastrado con el que aspira la presidencia, y eso en los mítines se verá muy claro.
Se reduce la lista verdad, más aún si nos tomamos el tiempo de conocer lo que el partido que representa ofrece, hace y más aún, cómo lo paga, y lo mismo va para los candidatos a diputados.
Muchos quieren el poder y por ende los impuestos, muchos serán los llamados, porque el candidato es así y pocos serán los escogidos porque el diputado, el alcalde y quien gobierne el país será así, si te ví no te conozco, y a lo que te truje es decir, a jodernos la vida cuatro años más. Amén.
De Mata tero tero la, de la revista Ati.
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