Niña querida, mujer feliz

Casi no puedo recordar mis primeros años de vida, son en realidad pocas, las imágenes que vienen a mi mente, como la cuchara que volaba del plato a mi boca, o la voz de mi papá con los versos de Darío: La princesa está triste, que tendrá la princesa…

Tengo muy presente también esos primeros días del kinder y ese afán mío de que mi mamá se sentará en la pequeña silla roja de mi primer salón de clases, los siguientes recuerdos son de años después, años en los que esa voz con poemas, esa compañía materna y esa preocupación porque comiera continuó.

Son lindos recuerdos, maravillosos, me causan una extraña sensación en la piel y una añoranza enorme, tiempo de trastecitos de juguete, muñecas y canciones, si, en mi casa siempre cantaban. Que suerte tuve, que suerte tuvieron mis hermanos y muchas de las personas que conozco al tener padres y madres concientes, responsables, amorosos.

A veces me pregunto qué hubiera sido de mí, si hubiera nacido en otra familia en donde el amor no fuera lo más importante, que hubiera sido de mí, si en lugar de colegio me hubiera tocado trabajar desde pequeña, que habría pasado si esas canciones, si esos poemas no hubieran sonado en mi mente, no lo sé.

Cuando veo a esos niños y niñas con las manos extendidas en las paradas de los semáforos, cuando veo en los periódicos esas imágenes de infantes desnutridos, cuando veo que tienen por asiento en una escuela un ladrillo, cuando leo que un padre lastimó a su pequeña hija, sentimientos encontrados vienen a mí, por un lado, como Mercedes Sosa, le doy “gracias” a la vida, pero por el otro, me enerva esa indiferencia hacia esos niños y niñas, esa violación a la leyes, porque escrito está, y no sólo en la Biblia, que deben ser sujetos de interés superior, de cuidados, de protección.

Como quisiera que esos recuerdos que yo tengo fueran los de todos los niños y niñas de Guatemala, como quisiera que todos pudieran tener tiempo para jugar, comida para satisfacer su apetito, medicinas para curar sus catarros y sonrisas y abrazos por montones.

Ojalá que esa emoción que el presidente de la República manifestó hoy en el Encuentro Nacional de la Primera Infancia, que esos proyectos que personas expertas están presentando en ese evento y que todas las notas que tomaron las personas que asistieron, se traduzcan en acciones, para que mañana, los recuerdos de las niñas y los niños sean recuerdos felices.

La Hora, 10 de abril de 2008.

Comentarios

Anónimo dijo…
manu-el opina...
déjame decirte, flaca, que esa actitud tuya hacia los niños y niñas desfavorecidos es contagiosa y toca hondo, así que aparte de hacerte más feliz y de darte hermosos recuerdos, hace también que expandas fecundas dosis de humanidad, compasión,solidaridad, ganas de cambiar este mundo...
gracias por escribir así
Anónimo dijo…
Nosotras, niñas queridas, mujeres feliz, emancipadas, feministas (o no), atentas a los problemas sociales, a la violencia entra-familiar, a la cuestión de genero, a la niñez perdida y violada, ¿estamos listas para aceptar las consecuencias de todo esto en nuestra personalísimas vidas?

En el medio del camino de nuestra vida, como decía el Poeta italiano, me encontré a lidiar, por primera vez de manera directa, o sea a decir que no fuera por trabajo, con preguntas como estas.

Estaba reflexionado en esto, anoche, después se una serie de eventos en mi vida sentimental, o decir de pareja. Estaba pensando en la suerte de ser niña querida en una familia acogedora, que nunca usó la violencia sobre los hijos, que siempre nos enseño el respecto así el otro y el amor, viviendo todo con alegría y sentido del humor. Claro, todos viven momentos tristes, o difíciles, pero a la hora del recuerdo estos desaparecen, porqué son menores en intensidad y frecuencia.

Y en tu vida, de mujer feliz, solo imaginas que todo lo que es violencia, golpes, maltratos, apartenecen a las noticias de los periódicos, a los proyectos que manejas, a los reportes de las agencias de las Naciones Unidas, a las personas que entrevistas. Y cuando llegan en tu casa, cuando son mas que esto y son los, casi únicos, recuerdos de la persona amada, cuando son la causa del sufrimiento de ella, cuando siguen causando rupturas, cuando son el obstáculo hacia la plena felicidad de ti, mujer feliz, cuando impiden la comunicación total con ella, cuando descubres que transformaron aquella persona en un cúmulo de rabia, en un animal desconfiado y mentiroso, ¿que hacer?

Bueno, en esto me encontré, esto apareció después de espiar atrás de una cortina que sirvió a cubrir todo solo por unos meses: un hombre mentiroso, miedoso, desconfiado atrás de una cara sensible y amable. Causa de todo esto una infancia de golpes, negaciones, falta de respecto, amenazas de parte de los queridos papás. ¿Que hacer?

En año y medio de convivencia y amor vi abrirse closet que escondían cosas inesperadas. Cada día es un día mas de una relación fuerte, de amor por cierto, y que nos llena de nuevas experiencias, con una persona que, a la apariencia y por su esfuerzo intenta de cambiar. Pero es también un desafío continuo para una mujer emancipada, feminista (o no), moderna, que ve pasar delante de sus ojos una rabia incontrolable que se transforma en violencia (nunca logró llegar a ser directamente hacia mi), días de no-comunicación, llantos, miedos, agresiones verbales, falta de respecto e ignorancia. Ordinaria locura.

¿Que gana en este caso, el amor, la comprensión y la espera (y esperanza) que todo cambie o lo que aprendimos de niñas queridas, que la violencia no tiene futuro, que la comunicación es la que te lleva adelante y adentro a las cosas y a las personas?
¿Quien “gana”? O mejor dicho, cuanto vivaré así todavía. Lo que aprendí, lo que viví es respecto. Las palabras, las ganas de cambiar son lindas cosas pero cuando realmente se cambiará la actitud? Pienso a los hijos que tendremos, si es que los tendremos, y pienso a que padre será. ¿Realmente estos atávicos recuerdos en su piel, en la corteza de su cerebro, en sus pesadillas, desaparecerán cuando se encuentre en el lugar de quien este amor negado lo tendrá que dar?

E yo, mujer feliz, ¿pondré de un lado, tal vez solo hasta que no lo averigüe, todo lo que está impreso en mi piel, en mi cerebro, en mis sueños?

Porqué a ti, te preguntarás. No nos conocimos, es cierto, solo se de ti a través de amigos y conocidos. Pero, bueno, apareciste en un discurso y aquí estoy, escribiéndote y además tomo tu post como pretexto.
Bueno, te contaré en otra sede el como y el porqué tu, si te interesa.
Un saludo y miles de dudas, todavía.
Scimunita.
Anónimo dijo…
Puchis tu, se me puso chinita la piel al leerte. Excelente narracion! haces volar mi mente, llevo aprox 2 horas aqui en tu blog. Animo!!! pa lante, las cosas buenas como dirian aca, son contagiosas.

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