La Adopción es un DERECHO no un negocio
El 11 de diciembre, Día de la Dignidad de la Niñez, dos terceras partes de los diputados del Congreso de la República aprobaron la Ley de Adopciones, una solicitud que llevaba más de 10 años en el tintero político, una ley además, que regulará un proceso que se había enmarañado y ensuciado demasiado.
Y aunque esto último ya se ha dicho, creo pertinente retomarlo, porque luego de la aprobación de la misma he leído y escuchado comentarios que ya sea por ignorancia o por intereses quebrados intentan de alguna forma desvirtuar esta Ley, quitarle relevancia a este proceso y desinformar a la ciudadanía.
Para empezar, la adopción es un derecho que tienen los niños niñas y adolescentes, lamentablemente de esto, pasó a ser un negocio, muy jugoso no cabe duda, para muchos y muchas.
Si Guatemala con 12 millones de habitantes seguía a China en la “exportación” de infantes, y ese país tiene más de un millardo de personas, es lógico que los niños y niñas que se daban en adopción en Guatemala, no eran huérfanos; se fabricaban y se robaban y conozco gente a la que le robaron a sus hijos.
Que si el proceso va a tardarse dos o más años, quisiera que quienes dicen eso, leyeran la Ley, y la entendieran por supuesto, hay que aclarar que las y los infantes no son pizzas, ni alimentos que se entregan en 30 minutos en la puerta de la casa, todo proceso tiene un tiempo y cuidado, no de dos años, claro, la Ley no estipula un proceso engorroso, pero sí un proceso correcto.
Esta Ley favorece la adopción nacional y eso es plausible, tengo amigos que ante la imposibilidad de pagar US$30 mil, no han podido darle todo su amor y cuidados a un niño o niña.
Y por último, pero no menos importante, quiero resaltar que, si bien puede ser que la coyuntura ayudara por aquello de la “pena” de las y los diputados por lo de la indemnización, lo cual dudo, el Movimiento por los Derechos de la Niñez, la Adolescencia y la Juventud y todas las organizaciones que lo conforman, ha venido luchando por la aprobación de esta ley desde hace años, ha trabajado porque ese papel, importante papel, sea lo más preciso y correcto posible para que pueda traducirse en acciones que favorezcan a la niñez guatemalteca. Que muchas instancias internacionales han apoyado ese proceso, y se hicieron presentes además, el 11 de diciembre en el pleno. Que las y los periodistas concientes y los medios de comunicación responsables contribuyeron mucho también a este proceso, y es que no es sólo lo que se ve en las páginas impresas de los periódicos, sino el trabajo de radios, medios televisivos y periodistas de agencias internacionales. Y que el cansancio y la ilusión de esos niños y niñas que se asolearon en la Concha Acústica y frente al Congreso y el apoyo y seriedad de algunas personas en el Legislativo (incluidos diputados y diputadas como Mirna Ponce) fueron también detonantes vitales para que esta Ley se aprobara.
Es mentira que no creamos en la adopción, lo que es verdad es que creemos que los niños y niñas son seres humanos sujetos de derecho y de respeto.
La Hora, 13 de diciembre de 2007.
Y aunque esto último ya se ha dicho, creo pertinente retomarlo, porque luego de la aprobación de la misma he leído y escuchado comentarios que ya sea por ignorancia o por intereses quebrados intentan de alguna forma desvirtuar esta Ley, quitarle relevancia a este proceso y desinformar a la ciudadanía.
Para empezar, la adopción es un derecho que tienen los niños niñas y adolescentes, lamentablemente de esto, pasó a ser un negocio, muy jugoso no cabe duda, para muchos y muchas.
Si Guatemala con 12 millones de habitantes seguía a China en la “exportación” de infantes, y ese país tiene más de un millardo de personas, es lógico que los niños y niñas que se daban en adopción en Guatemala, no eran huérfanos; se fabricaban y se robaban y conozco gente a la que le robaron a sus hijos.
Que si el proceso va a tardarse dos o más años, quisiera que quienes dicen eso, leyeran la Ley, y la entendieran por supuesto, hay que aclarar que las y los infantes no son pizzas, ni alimentos que se entregan en 30 minutos en la puerta de la casa, todo proceso tiene un tiempo y cuidado, no de dos años, claro, la Ley no estipula un proceso engorroso, pero sí un proceso correcto.
Esta Ley favorece la adopción nacional y eso es plausible, tengo amigos que ante la imposibilidad de pagar US$30 mil, no han podido darle todo su amor y cuidados a un niño o niña.
Y por último, pero no menos importante, quiero resaltar que, si bien puede ser que la coyuntura ayudara por aquello de la “pena” de las y los diputados por lo de la indemnización, lo cual dudo, el Movimiento por los Derechos de la Niñez, la Adolescencia y la Juventud y todas las organizaciones que lo conforman, ha venido luchando por la aprobación de esta ley desde hace años, ha trabajado porque ese papel, importante papel, sea lo más preciso y correcto posible para que pueda traducirse en acciones que favorezcan a la niñez guatemalteca. Que muchas instancias internacionales han apoyado ese proceso, y se hicieron presentes además, el 11 de diciembre en el pleno. Que las y los periodistas concientes y los medios de comunicación responsables contribuyeron mucho también a este proceso, y es que no es sólo lo que se ve en las páginas impresas de los periódicos, sino el trabajo de radios, medios televisivos y periodistas de agencias internacionales. Y que el cansancio y la ilusión de esos niños y niñas que se asolearon en la Concha Acústica y frente al Congreso y el apoyo y seriedad de algunas personas en el Legislativo (incluidos diputados y diputadas como Mirna Ponce) fueron también detonantes vitales para que esta Ley se aprobara.
Es mentira que no creamos en la adopción, lo que es verdad es que creemos que los niños y niñas son seres humanos sujetos de derecho y de respeto.
La Hora, 13 de diciembre de 2007.
Comentarios
Saludos,
Slds,
Saludos Claudia!
AYER ME COMI LAS UÑAS PENSANDO EN EL CONGRESO...
BUENO AL FIN HICIERON UNA COSA BUENA.
TE FELICITO, SE QUE TRABAJASTE DURO.
ME ASOMBRO EL EDITORIAL DE AHORA DE ELPERIODICO...
Espero nos veamos pronto como quedamos
Generalmente leo su columna, no sé cómo la encontré por aquí, pero me alegra mucho.
Un fuerte abrazo.
con gusto y gracias por leer mi blog.