Yo soy la paz
Estas fueron las palabras con las que Celso Nery Shaman Jah, un guía espiritual garífuna, cerró su participación en el foro de Promotores de Paz que se realizó el pasado 23 en Cantón Exposición. Y sí, le creo, es la paz, yo lo soy a veces y seguramente usted también, porque la paz, una palabra tan corta pero que encierra tanto, empieza y termina en cada uno de nosotros, se transforma, se reproduce y se vive cuando hay voluntad, entusiasmo y fe.
Cuando me invitaron a ese foro, el titulo no me decía mucho, pues aunque conozco la definición de paz, quisiera vivir (a veces) en ese estado, y creo que es el preámbulo de la libertad, del respeto y de la verdadera democracia, aunque puede ser a la inversa, al escuchar a cada uno de los panelistas amplié mi visión de ella.
También cambió mi percepción de la labor que muchas personas realizan, que de lo común que pueden parecer a veces por la cotidianidad, es extraordinaria por el esfuerzo y los efectos que provoca.
Además, me di cuenta de que es un deseo compartido por muchos, pero también que esa sensación de querer alcanzarla, se queda muchas veces con un montón de otras ilusiones que no logramos concretar, porque esperamos siempre que sea otro el que lo haga, porque para qué, y porque ni modo.
La paz no es el papel firmado en el 96 por el Ejército y la Guerrilla, ni la señal con la que los hippies se inmortalizaron, ni las acciones de la Madre Teresa o las obras sociales de la Esposa del Presidente.
La paz es la música, es el deporte, es el caminar largos trechos cada día para cumplir con un trabajo, es una simple sonrisa, es vivir, no sólo intentar pasar el día.
Como diría el teólogo brasileño Leonardo Boff, cada uno establece como proyecto personal y colectivo la paz como método y como meta, paz que resulta de los valores de la cooperación, del cuidado, de la compasión y del amor vividos cotidianamente.
La Hora, 25 de octubre de 2007.
Cuando me invitaron a ese foro, el titulo no me decía mucho, pues aunque conozco la definición de paz, quisiera vivir (a veces) en ese estado, y creo que es el preámbulo de la libertad, del respeto y de la verdadera democracia, aunque puede ser a la inversa, al escuchar a cada uno de los panelistas amplié mi visión de ella.
También cambió mi percepción de la labor que muchas personas realizan, que de lo común que pueden parecer a veces por la cotidianidad, es extraordinaria por el esfuerzo y los efectos que provoca.
Además, me di cuenta de que es un deseo compartido por muchos, pero también que esa sensación de querer alcanzarla, se queda muchas veces con un montón de otras ilusiones que no logramos concretar, porque esperamos siempre que sea otro el que lo haga, porque para qué, y porque ni modo.
La paz no es el papel firmado en el 96 por el Ejército y la Guerrilla, ni la señal con la que los hippies se inmortalizaron, ni las acciones de la Madre Teresa o las obras sociales de la Esposa del Presidente.
La paz es la música, es el deporte, es el caminar largos trechos cada día para cumplir con un trabajo, es una simple sonrisa, es vivir, no sólo intentar pasar el día.
Como diría el teólogo brasileño Leonardo Boff, cada uno establece como proyecto personal y colectivo la paz como método y como meta, paz que resulta de los valores de la cooperación, del cuidado, de la compasión y del amor vividos cotidianamente.
La Hora, 25 de octubre de 2007.
Comentarios
Un beso muy muy grande