Que lo perdone Dios, la Historia no
Un hombre se suicidó al saber la noticia, una mujer murió de infarto al enterarse, miles de personas se llenaron de angustia, el banco había quebrado.
No, no se alarmen, no ha quebrado “aún” otro banco, digo “aún” porque quién sabe, en Guatemala todo es posible. Lo cuento para retomar un poco ese dolor, esa desesperación, esa estafa, ese fraude, porque así como los días pasan las cosas también se olvidan y las injusticias, los abusos, quedan sin castigo.
Y estos hechos no deben olvidarse, porque el olvido permite que sucedan de nuevo, que se abuse otra vez de las personas, de su confianza, de su fe y en muchos casos de su ignorancia y no estoy hablando tampoco de las elecciones, aunque en ellas también pasan cosas similares.
Así, mientras muchos guatemaltecos enfrentan graves problemas económicos, de salud y depresiones, quienes engañan y roban, quienes defraudan, y no hablo sólo de los personeros del Banco de Comercio y Bancafé, sino también de la gente del Gobierno que tiene mucho que ver en todo esto, siguen felices y campantes. Zapata continúa siendo un tipo, según el Presidente, de fiar; el Presidente se va a curar sus dolencias a Miami, el Gobierno paga con nuestros impuestos campos pagados en los diarios para reconocer la labor de Antonieta de Bonilla, afirmación que mucha gente en el país no nos la creemos, ni nos importa.
Justicia, no hay, ¿habrá?, ¿quién sabe?, seguramente ahorita muchos van a prometer hacer y deshacer en este tema y en otros, con tal de llegar al poder; pero ya ahí se olvidarán de todo lo ofrecido, de toda la gente a la que besaron en campaña, como lo hizo Berger: el tipo campechano que con su camisa de lona y su sonrisa amplia dijo que velaría por los intereses del pueblo, aunque quizá nunca ha sabido cuáles son, jamás le han interesado. Porque queda claro que sólo ve lo que le conviene a él y a sus amigos, dice lo que se le ocurre, ¡Dios nos libre de tanta tontería!, y aspira…, no creo que aspire a algo; pero seguro se quedará en el recuerdo de muchos chapines por falso, por mal gobernante y por otros cosas más que no hace falta repetir.
La Hora, 21 de febrero de 2007.
No, no se alarmen, no ha quebrado “aún” otro banco, digo “aún” porque quién sabe, en Guatemala todo es posible. Lo cuento para retomar un poco ese dolor, esa desesperación, esa estafa, ese fraude, porque así como los días pasan las cosas también se olvidan y las injusticias, los abusos, quedan sin castigo.
Y estos hechos no deben olvidarse, porque el olvido permite que sucedan de nuevo, que se abuse otra vez de las personas, de su confianza, de su fe y en muchos casos de su ignorancia y no estoy hablando tampoco de las elecciones, aunque en ellas también pasan cosas similares.
Así, mientras muchos guatemaltecos enfrentan graves problemas económicos, de salud y depresiones, quienes engañan y roban, quienes defraudan, y no hablo sólo de los personeros del Banco de Comercio y Bancafé, sino también de la gente del Gobierno que tiene mucho que ver en todo esto, siguen felices y campantes. Zapata continúa siendo un tipo, según el Presidente, de fiar; el Presidente se va a curar sus dolencias a Miami, el Gobierno paga con nuestros impuestos campos pagados en los diarios para reconocer la labor de Antonieta de Bonilla, afirmación que mucha gente en el país no nos la creemos, ni nos importa.
Justicia, no hay, ¿habrá?, ¿quién sabe?, seguramente ahorita muchos van a prometer hacer y deshacer en este tema y en otros, con tal de llegar al poder; pero ya ahí se olvidarán de todo lo ofrecido, de toda la gente a la que besaron en campaña, como lo hizo Berger: el tipo campechano que con su camisa de lona y su sonrisa amplia dijo que velaría por los intereses del pueblo, aunque quizá nunca ha sabido cuáles son, jamás le han interesado. Porque queda claro que sólo ve lo que le conviene a él y a sus amigos, dice lo que se le ocurre, ¡Dios nos libre de tanta tontería!, y aspira…, no creo que aspire a algo; pero seguro se quedará en el recuerdo de muchos chapines por falso, por mal gobernante y por otros cosas más que no hace falta repetir.
La Hora, 21 de febrero de 2007.
Comentarios
guatemaltecas tambien sufren (como vos) por ese fiasco
financiero.
es dífil saber en quien confiar