La importancia de la educación

Cuando veo las cifras que revelan la situación en la que vive nuestra niñez, no puedo dejar de aplaudir iniciativas como la de Becatón, por medio de la cual se recaudan fondos que serán invertidos en becas personalizadas para las niñas y niños más pobres del país, ya que son una luz de esperanza en la oscuridad que tiñe el panorama de nuestro país.

Es preocupante pensar que en un país en donde más de la mitad de la población es menor de 18 años, de la cual un 65 por ciento vive en áreas rurales, más de 140 mil niñas y niños, de 7 a 12 años, no pueden inscribirse en la escuela y más de 100 mil infantes desertan cada año de la escuela primaria. Para muchos el sistema educativo no es accesible, es más, en algunos lugares es inexistente.

Y es que dadas las condiciones de pobreza en las que vivimos, aún y cuando el Ministerio de Educación implemente programas como el de Salvemos el Primer Grado, la Maratón del Lápiz y otros, si todos los y las guatemaltecas no empezamos a colaborar, muy poco se podrá avanzar en la titánica tarea de educar a la niñez.

Y cuando hablo de educar no me refiero tan sólo a enseñar lo básico, leer, escribir, sumar, restar, que es por donde se debe empezar. Hablo de educar a la niñez para que conozcan sus derechos, educarlos en su idioma materno, respetando su idiosincrasia y su cultura. Educar para que conozcan su país antes que la geografía de otros lugares del mundo, para que aprendan también a valorar el arte que se imprime, pinta y moldea dentro de nuestras fronteras y, sobre todo, para que en el futuro sepan elegir a quienes los gobiernen y no se sientan discriminados nunca más.

Con personas saludables, educadas y preparadas para enfrentar al mundo puede romperse ese círculo de violencia, desempleo, hambre y terror en la que actualmente vivimos.

Es la única forma de cortar esa cadena que nos limita, nos enmarca como subdesarrollados y permite que se cometan tantos abusos por parte de quienes tienen el control económico y también por parte de las grandes potencias, que ven en nuestra pobreza el camino abierto para explotar a nuestra fuerza laboral y a nuestras tierras.

Sólo una persona educada puede defender sus derechos y exigir respeto, sólo una persona educada puede proponer cambios. Un hombre educado sabe que con más educación sus hijos tendrán una mejor vida, una mujer educada no va a morir por enfermedades prevenibles ni va a permitir que sus hijos lleguen desnutrirse.

Un niño con educación no va a ser presa fácil de quienes se llenan los bolsillos explotándolos, ni tampoco va a buscar en una pandilla un refugio para sus inquietudes.

La educación es una puerta a una mejor vida y aunque sea responsabilidad del Gobierno, es también responsabilidad de todos y todas velar porque dejemos de ser el país que ocupa el primer lugar en analfabetismo y problemas educativos.

Los cambios no serán inmediatos, pero con perseverancia y constancia, y sobre todo con honradez por parte de quienes ejecutan estos programas, podemos lograrlo.

Es una acción realista por parte del Mineduc, y muy consciente por parte de UNICEF, trabajar conjuntamente en una campaña como “Guatemala invierte en su niñez y adolescencia”.
La Hora, jueves 29 de septiembre de 2005.

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