Ordinaria Locura de un martes


Simplemente así, como la de cualquiera, como la que se siente al despertar y luego verse al espejo con el cabello enmarañado y los ojos aún pesados. Como la que me grita interiormente cuando voy entre el tráfico pesado tratando de torear a los autos, los transeúntes y la policía. Como la que siento al llegar a la oficina y prender la computadora y comprobar que no tengo mensajes en el correo electrónico. Como la ansiedad ante un teléfono que no suena, como la pesadumbre ante los comentarios hostigosos respecto a mi vida futura. Como la que experimentamos todos cuando llega la factura del teléfono o vemos nuestro saldo al usar un cajero automático.

Una locura común y corriente, sólo que impregnada de la herencia paterna y los refranes populares, quizá un poco sensible, especialmente algunos días del mes y ahora, y tal vez, más al ver los noticieros, o la fila de jubilados bajo el sol frente a un banco. Una ordinaria locura que suda impresiones, desazones y tristezas, pero que quiere gritarlos. Una ordinaria expresión, empapada de emociones y a veces perturbaciones, de esas que te hacen aporrearte el pecho y pensar que hay mucho más, y desear que sea así con toda el alma.

Una locura feliz, porque las carcajadas inyectan de humor al alma, así como las lágrimas la limpian de los malos recuerdos, una locura normal, ordinaria y perentoria que obliga a pensar que del dicho al hecho hay mucho, mucho trecho y que de músico, poeta y loco todos tenemos un poco o bastante.

Comentarios

eso de estar loco no es para todo el mundo ;)

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