¿Y ahora qué?
Hace casi una semana hombres armados a bordo de una motocicleta asesinaron a una mujer, esas cosas pasan todos los días, lo sé. Cuando no es una mujer es un hombre, o un niño, es habitual. A esa mujer la mataron frente a sus hijos e hirieron a uno de ellos, herida en el cuerpo digo, porque el alma de ellos también la mataron de cierta forma, eso también sucede, lo reconozco. Sin embargo, para mí es distinto esta vez, porque esa mujer no era una desconocida, trabajé con ella por muchos años, y durante ese tiempo ví la foto de sus hijos sobre su escritorio, ví su afán al realizar su trabajo, por el futuro, hablamos en alguna ocasión, por una mejor vida.
Vida ¿cuál?, ella no está más acá, sus hijos cargaran con esa rabia de por vida, eso es así y lo sé perfectamente a mi me pasó lo mismo, frente a mí, en mi propia casa, un hombre desalmado, pagado quizá, y posiblemente también con hijos cegó la vida de mi papá. Como esos niños, lo ví caer lentamente, ví su sangre regarse por el piso, ví su mirada, la que nunca podré olvidar despedirse de mis ojos atónitos.
El tiempo ha pasado, mucho tiempo ya, y aún me estremezco al recodar, me duele el pecho, me inflamo de cólera, pero igual qué, qué puede hacerse en un país en donde esto es común, en donde esto pasa a diario, en donde no hay justicia.
Desde el viernes pasado, lo recuerdo más, regresó a mis sueños, a mis pesadillas, me llenó de insomnio, pienso en esos niños, pienso en mí y en todos estos años, en los que muchas de las cosas que hago están selladas por el retumbar de esas balas, por la mirada de mi papá, por esos eternos instantes de angustia, por el miedo, la incertidumbre, la soledad y el vacío.
Pienso en Karla, en esa foto de sus hijos sobre su escritorio, en esos días de madrugar y anochecer en la prensa, pienso en esa imagen que tenemos de justicia con los ojos vendados, pienso en la vida, cuando una bala no la acaba pero la a marcado.
La Hora, 6 de septiembre de 2007.
Vida ¿cuál?, ella no está más acá, sus hijos cargaran con esa rabia de por vida, eso es así y lo sé perfectamente a mi me pasó lo mismo, frente a mí, en mi propia casa, un hombre desalmado, pagado quizá, y posiblemente también con hijos cegó la vida de mi papá. Como esos niños, lo ví caer lentamente, ví su sangre regarse por el piso, ví su mirada, la que nunca podré olvidar despedirse de mis ojos atónitos.
El tiempo ha pasado, mucho tiempo ya, y aún me estremezco al recodar, me duele el pecho, me inflamo de cólera, pero igual qué, qué puede hacerse en un país en donde esto es común, en donde esto pasa a diario, en donde no hay justicia.
Desde el viernes pasado, lo recuerdo más, regresó a mis sueños, a mis pesadillas, me llenó de insomnio, pienso en esos niños, pienso en mí y en todos estos años, en los que muchas de las cosas que hago están selladas por el retumbar de esas balas, por la mirada de mi papá, por esos eternos instantes de angustia, por el miedo, la incertidumbre, la soledad y el vacío.
Pienso en Karla, en esa foto de sus hijos sobre su escritorio, en esos días de madrugar y anochecer en la prensa, pienso en esa imagen que tenemos de justicia con los ojos vendados, pienso en la vida, cuando una bala no la acaba pero la a marcado.
La Hora, 6 de septiembre de 2007.
Comentarios
Gracias por la columna,
Eres muy valiente al abrir esa herida y compartirla, renueva y aumenta mi admiración y reconocimiento por tí Claudia.
Sé que tú has logrado muchas cosas por el coraje que la muerte de tu papá provocó en tu vida y marcaron tu personalidad. Ahora a estos niños les tocará vivir una situación igual. Sólo el destino marcará los rumbos que cada uno siga.
Va para ti mi admiración y respeto junto al cariño que ya sabes te tengo de manera inmensa.
Todavía tengo un nudo en la garganta. Sé que no es
fácil escribir desde el corazón propio cuando se
trata de experiencias tan amargas y permanentes.
Te admiro por haberlo hecho.
Un beso,
Me conmovió mucho su nota.
Uno se imagina que los jóvenes de hoy, como usted, no han vivido o no recuerdan todo lo que pasó en décadas pasadas y de repente, se encuentra con que alguien muy estimado y valioso, sí vivió esa época y ¡de qué forma!. ¿Cómo se llamaba su papá, Claudia? Yo pertenezco a una generación diezmada y muchos de mis compañeros murieron a lo largo de esos años nefastos.
Vivimos nuestras épocas más productivas en esa encrucijada. Entiendo perfectamente por qué es tan difícil que sanen las heridas y sobre todo, por qué es tan importante poner en relieve los hechos para que no vuelvan a repetirse.
Un abrazo,
un abrazo.
Disculpe Usted el atrevimiento de escribirle. Usualmente no hago esto con quien no conozco. Pero debo decirle que siempre doy lectura a su columna, y de alguna manera la he conocido virtualmente.
Al terminar de leer su columna de hoy quede conmovido por el relato de sus palabras, y especialmente la tragedia que se repite con Karla y los niños de ella, que como muchos en Guatemala, quedan huerfanos por la voragine de violencia.
Por esos niños la animo a continuar escribiendo su columna. Es comprensible que vengan recuerdos imborrables, pero la alegría de vivir no debe retroceder.
La bala no acabo con la vida, aunque cierto es que la marco. Esa es la diferencia a muchos, y es el detalle del proposito de hacer algo distinto en la vida a aquellos que viven sin luz y sofocados constantemente por el fuego del remordimiento.
La felicito por el testimonio que a través de su columna nos brinda. Ojala much@s guatemaltecos tuvieran el mismo coraje suyo para expresar lo que tantos otros no pueden hacer por temor, o por no tener el vehiculo para hacerlo.
Con mis mejores deseos para Usted,
Atentamente,
Que Dios nos libre de algo así ya que en estos tiempos nadie esta libre de que lo maten, si matan hasta por un celular... no hay derecho...
Que Dios libre a Anonymous de vivir algo similar y ojalá Dios algún día le suavice el alma.
Sabes ,yo lo vivi en El Salvador y mataron a mi cuñado frente a mi hermana y sus hijos y a nosotros,duele y mucho ,pero hasta que conoci a Cristo y estoy segura que mi hermana y sus hijos tambien le entregamos el dolor que habia dentro de nuestros corazones y sabes El promete hacerte libre y llevar El la carga ..........
Mi nombre es Patricia y la verdad entiendo y al leer tu mensaje revivi ese momento y quiero que sepas que solo hay vida aqui y la eterna en Jesucristo en estos tiempos tan dificiles de llevar......
A las montañas levanto mis ojos :de donde vendra mi socorro?
Mi ayuda proviene del Señor
creador del cielo y de la tierra.
No permitira que tu pie resbale;
jamas duerme el que te cuida.
Jamas duerme ni se adormece
el que cuida de Israel.
El Señor es quien te cuida ,
es Señor es tu sombra protectora,
De dia el sol no te hara daño
ni la luna de noche.
El Señor te protegera
de todo mal protegera tu vida
El Señor cuidara tu entrada y tu salida,
desde ahora y para siemrpe
Salmo 121
Que Dios te bendiga siempre,
Estoy contigo, Claudia.
Claudia
--
Saludos.
Acabo de recibir un correo con el artículo que ud. pubicará mañana en La Hora. Le agradezco desde el fondo de mi alma las muestras tan sentidas de cariño que ud. expresa en él.
Me indigna ver los telenoticieros y leer los periódicos que han estado publicando situaciones que no son totalmente ciertas.
Ninguno se ha preocupado de indagar realmente cuál fue la verdadera situación de mi sobrina, cualquier persona (hombre o mujer) se puede encontrar en su vida con la persona equivocada y tener resultados nefastos.
Ignoran la cantidad de tiempo en que vivió junto a sus hijos una angustia tan tremenda, cambiando de casa, números de teléfono, etc.
La calidad de Karla como persona, profesional, mujer luchadora,
trabajadora, madre, hermana, sobrina, amiga, etc. ha sido ignorada. No es justo que sus hijos en el futuro lleguen a leer que su madre fue asesinada por su conviviente, por el padre de sus hijos, etc.
No sólo les arrebataron a su madre delante de ellos, sino que además les están arrebatando la imagen que deben de conservar de ella.
Su artículo es un bálsamo para toda la familia que dejó con un gran sentimiento de pérdida y dolor. MUCHISIMAS GRACIAS.
Le adjunto una carta que envié el domingo para los amigos que no pude avisarles de nuestra irreparable pérdida.
Nuevamente MUCHAS GRACIAS.
Beatriz