Una tarea que “tienen” que cumplir
Guatemala es hoy por hoy, un paraíso para proxenetas, abusadores, pedófilos, violadores y todos aquellos que aprovechándose de la vulnerabilidad de un niño, de una niña o de una o un adolescente violentan sus derechos abusando física, emocional, psicológica y económicamente de ellos.
Nuestro Código Penal, tan viejo como yo, es ambiguo, machista, discriminatorio y mal definido.
Permite que el que tiene más poder, ya sea por edad, por dinero o posición social abuse del más débil, y penaliza vagamente con multas actos tan mezquinos y deplorables como los “abusos sexuales” que se contemplan aún tan sólo como “abusos deshonestos”, dejando abierta la posibilidad de que un violador se case con la persona agredida y anule así su culpa, o de que no se le castigue si la persona abusada es un niño varón y, minimiza la pena para quienes cometen actos de proxenetismo y rufianería. Inconcebible. Es más, no contempla artículos que penalicen las actividades sexuales remuneradas, ni la pornografía infantil, así como el turismo sexual, que dicho sea de paso se ha convertido de un tiempo a la fecha en un negocio redondo para muchos y muy bien solapado.
Todos los demás países de la región han mejorado su legislación, todos los países de la región tienen leyes que están persiguiendo estos delitos y están tratando de cuidar a sus niños y niñas, Guatemala no. Por eso, ahora que se plantea reformar este Código Penal, ahora que se han hecho nuevos aportes al mismo es importante que los diputados cobren conciencia y cumplan con su deber no sólo de funcionarios públicos, sino también de ciudadanos responsables, de padres que seguramente muchos son y las aprueben. Ya es tiempo de hacer algo por la niñez, es momento de demostrar con hechos que tienen voluntad y conciencia, es el momento oportuno para que si quieren postularse nuevamente a una curul tengan en su haber un precedente valedero.
La Hora, 9 de agosto de 2006
Nuestro Código Penal, tan viejo como yo, es ambiguo, machista, discriminatorio y mal definido.
Permite que el que tiene más poder, ya sea por edad, por dinero o posición social abuse del más débil, y penaliza vagamente con multas actos tan mezquinos y deplorables como los “abusos sexuales” que se contemplan aún tan sólo como “abusos deshonestos”, dejando abierta la posibilidad de que un violador se case con la persona agredida y anule así su culpa, o de que no se le castigue si la persona abusada es un niño varón y, minimiza la pena para quienes cometen actos de proxenetismo y rufianería. Inconcebible. Es más, no contempla artículos que penalicen las actividades sexuales remuneradas, ni la pornografía infantil, así como el turismo sexual, que dicho sea de paso se ha convertido de un tiempo a la fecha en un negocio redondo para muchos y muy bien solapado.
Todos los demás países de la región han mejorado su legislación, todos los países de la región tienen leyes que están persiguiendo estos delitos y están tratando de cuidar a sus niños y niñas, Guatemala no. Por eso, ahora que se plantea reformar este Código Penal, ahora que se han hecho nuevos aportes al mismo es importante que los diputados cobren conciencia y cumplan con su deber no sólo de funcionarios públicos, sino también de ciudadanos responsables, de padres que seguramente muchos son y las aprueben. Ya es tiempo de hacer algo por la niñez, es momento de demostrar con hechos que tienen voluntad y conciencia, es el momento oportuno para que si quieren postularse nuevamente a una curul tengan en su haber un precedente valedero.
La Hora, 9 de agosto de 2006
Comentarios