¡Huyyyyyyyyyyyy!

La verdad es que ya estoy harta de tanta aporreadera de pecho por el divorcio de Sandra Torres y el Presidente. Por toda esa discusión de la consanguinidad, la afinidad y esas distinciones que las leyes establecen para limitar el ejercicio de un derecho inherente a toda persona, como es participar.

Y es que más que la cuestión legal, el problema es que sea ella, Sandra, la “doña”, la mano dura del actual Gobierno -cuyo partido no representa a la oligarquía, aunque al final de cuentas les lleve la corriente y siga sus ordenes-, la mujer que se salió del molde de las primeras damas, la mujer, así subrayada, con verdaderas posibilidades de acceder al poder.

Así son las cosas, le duela a quien le duela, pero ahora se agarran de la moralidad, los principios y el respeto a la institución del matrimonio para ver si de esa forma nuestra conservadora actitud puede moverse, agitarse y evitar que la postulación de Sandra Torres siga su curso.

Y es que es vergonzoso e inmoral que nos agarremos de la “moral” para deslegitimizar a la candidata de la UNE. Si con esas andamos, si nos ponemos moralistas, bien podríamos quedarnos sin candidatos a presidente y alcalde, sin diputados –obviamente-; sin ministros,(religiosos también), sin gerentes, directores de organizaciones y organismos, en fin… Hablar en términos como esos es peligroso acá y en China y es que como dice la Biblia, "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Es evidente que el miedo corroe a la clase política del país, porque claro, con recursos del Estado o como sea, Sandra Torres se ha dado a concocer en los lugares más reconditos del país, ha hecho palpables las promesas rotas de todos los que han gobernado y estratégicamente se ha convertido –contrario a lo que digan las encuestas-, en la favorita para esta contienda electoral.

La posibilidad de que el Partido Patriota, el segundo en las elecciones pasadas, gane ahora, como es costumbre en el país, disminuye y pone en aprietos a su líder al poder ser derrotado por una mujer.

No hay que olvidar que Guatemala es un país machista y lo refleja perfectamente la propuesta de Arzú: él es orden y su esposa es bondad, cualidades adecuadas para el hombre y la mujer según lo marca la costumbre, o al menos eso es lo que parece que les agrada a muchos que jamás criticaron la actitud de sombras de otras primeras damas, pero que señalan la iniciativa, la decisión y el empuje que ha tenido de Colom aún, en estos tres años.

Al final de cuentas, aunque no lo digan, la molestia es que es ella, y si fuera Zury quien tuviera más posibilidades de ganar le pondrían más peros además de señalarla por hija de Ríos Montt, pese a que quizá, y talvez no quizá sino seguramente, sea la persona más preparada para optar a la Presidencia de la República. No puedo olvidar los insultos a la doctora Menchú en la campaña pasada, la descalificación que ha sufrido Nineth Montenegro en muchas ocasiones e incluso los terribles comentarios que se profieren contra Roxana Baldeti. Todos ligados siempre a su vida privada, a sus vínculos familiares, a su condición de mujer, aunque no lo digan con esas palabras.

La Hora 24 de marzo de 2011.

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