Primerísimos

No en desarrollo humano, seguridad, justicia e inclusión social, para nada. Tampoco en lo que a deportes se refiere, digo en general, para no caer específicamente en lo que a mi me parece más una vergüenza nacional, es decir fútbol.

Pero sí somos primerísimos en lo que a pobreza, subdesarrollo e impunidad se refiere. Tenemos el número uno en desnutrición crónica infantil en América Latina, punteamos en descuido hacia la infancia en temas como trata, abuso y explotación sexual, y eso seguirá así a menos que las y los diputados aprueben esta semana las reformas al Código Penal. Y en deserción escolar, trabajo infantil y asesinatos de niños, niñas, adolescentes y mujeres, ni digamos, los números están por el cielo.

Y eso que tenemos unas que otras leyes que “protegen” a este mayoritario sector de ciudadanos y ciudadanas. Eso, claro, sin contar a los pilotos de camionetas y sus ayudantes, sin hablar del tema del narcotráfico, los zetas, los equis y todos los demás.

Vamos creciendo también en otras áreas, para junio de este año el Centro Nacional de Epidemiología reportó 10,928 casos de sida de los que el 30.19 por ciento son mujeres. Y es que muchas de las formas de violencia que se practican día con día, en contra de las mujeres, nos expone mucho más a la adquisición del VIH. Violaciones en las calles, la violencia que se vive muchas veces dentro del hogar y no se denuncia, el machismo.

Vamos adelante en muchas cosas negativas, basta con ver que seis meses después de que la Corte de Constitucionalidad ordenara a la Municipalidad adecuar el Transmetro para personas con discapacidad esto no ha ocurrido, como tampoco se ha implementado una normativa de regulación y accesibilidad al transporte público.

Seguimos siendo de los primeros en incumplir lo establecido, en violentar los derechos de las personas más vulnerables y en olvidar los grandes dolores que vivió buena parte de la población, aún hay muchas cosas en el tintero cuando recordamos el conflicto armado interno.

Si bien es cierto que los cambios no pueden darse de la noche a la mañana, o al menos esa es la excusa que cada persona que preside el país da, y luego el que lo sigue repite lo mismo, es propicio ya que como ciudadanos y ciudadanas exijamos un poco, no, poco no, la suficiente seriedad y responsabilidad de quienes han sido electos y/o nombrados para gobernar, para que lo hagan de verdad. Ya estamos hartos y sé que hablo por muchos, de excusas, de ver a funcionarios jugar a bienhechores o “damitas” de caridad, de aparecer como país de peligro en advertencias en otros países, de ser tildados de salvajes, de mediocres, delincuentes y pordioseros. ¿Qué piensan hacer para revertir estas cifras?

La Hora 4 de diciembre de 2008.

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