Tiempo perdido

Dicen que el tiempo perdido hasta los santos lo lloran, pero si los santos vivieran en Guate, en esta época y tuvieran que gastar sus segundos, minutos y horas tras el volante de un carro, escuchando las nefastas noticias diarias, sintiéndose en todo momento aterrorizados por las motos que casi, casi rasuran la pintura de su vehículo, estresados por los bocinazos, sintiéndose olor a humo, temiendo que el siguiente bus extraurbano se le vaya encima o que aparezca un oficial de Emetra, seguramente la tierra desaparecería de nuevo en un diluvio, ocasionado por su llanto acumulado.

No exagero, ni me quejo por quejar, es que estoy harta, diariamente paso más de tres horas en el carro, desayuno en él, a veces me cambio la ropa en su interior, tengo un closet, despensa, librera y archivo en el baúl, ya borré los números de los botones de la radio y el sillón del piloto podría ser un molde de la parte posterior de mi cuerpo.

Cada mañana al salir, muchas veces aún a oscuras, reniego de aferramiento a la vida capitalina, lamento no haber estudiado una carrera con la cual pudiera conseguirme un buen trabajo en algún departamento y siento que la vida se me escapa como el humo del smog de una camioneta, ni siquiera como el de un carro.

Cada mañana, prendo la radio para oír a Amílcar Montejo dar el reporte – radiografía- del tránsito, y maldigo el congestionamiento, el no tener una mejor posición económica para vivir más cerca, insulto mentalmente a los chóferes de los taxis, de los buses y a los machitos que incapaces de tocar el pidevías se meten cuando quieren ocasionando accidentes, bocinazos estridentes y más congestionamiento.

Cada mañana, mi presupuesto se reduce, porque a más tráfico más gasto de gasolina, que ya de por si está muy cara, releo las vallas que ensucian las calles y avenidas, blasfemo, me aporreó el pecho y espero ansiosa el domingo, aunque a veces, ya hasta ese día tiene uno que aguantar esa cruz.

Ojalá que no vayan a autorizar de nuevo la circulación del transporte de carga en las horas pico, porque si así no más ya es un caos, con todos esos camiones y conductores abusivos, que lo son, la mayoría, estaríamos ya, con el perdón de los santos, o sin, casi, casi en el infierno.

La Hora, 8 de mayo de 2008.

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